El significado de publicano según las Escrituras

La religión cristiana es una de las religiones más seguidas en todo el mundo. Como tal, hay muchos términos utilizados en la Biblia que pueden ser desconocidos para muchas personas. Uno de estos términos es “publicano”. En este artículo, profundizaremos en la definición de la palabra y su implicación en la Biblia.

¿Qué significa la palabra publicano?

La palabra “publicano” se refiere a alguien que recauda impuestos en nombre del gobierno romano. En la antigua Roma, se consideraba esta tarea como honorable y rentable.

Los publicanos, en general, eran vistos como personas codiciosas e inmorales, ya que “cobraban más de lo que se requería para proporcionar alimento, ropa y refugio básicos para sus empleados y para ellos mismos, y, en general, y de manera rutinaria, le robaban a los pobres”.

En el Nuevo Testamento, “publicano” se utiliza como sinónimo de recaudadores de impuestos, y a menudo se ve en un contexto negativo. Jesús se relacionó con los recaudadores de impuestos y fue criticado por ello.

Publicanos en la Biblia

Los publicanos son mencionados varias veces en la Biblia y siempre en un contexto negativo. En una ocasión, los fariseos preguntaron a los discípulos de Jesús: “¿Por qué come y bebe con publicanos y pecadores?”. Los fariseos veían a los publicanos como ladrones y estafadores y consideraban que cualquier persona que se relacionara con ellos sería considerada inmoral.

En respuesta a la pregunta de los fariseos, Jesús dijo: “No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores al arrepentimiento”. Esto demostró que Jesús no juzgaba a las personas por su estatus social, sino que se preocupaba por la moralidad y la ética.

La conversión de Zaqueo

En el Evangelio de Lucas, se relata la historia de un publicano llamado Zaqueo. Zaqueo era odiado por el pueblo ya que, además de recaudar impuestos, se quedaba con el dinero extra. Un día, cuando Jesús estaba en la ciudad de Jericó, Zaqueo decidió acercarse a él.

Zaqueo quería ver quién era Jesús, pero como era de baja estatura, subió a un árbol para tener una mejor vista. Jesús, al pasar por debajo del árbol, lo vio y se acercó a hablart con él. Jesús le dijo a Zaqueo que quería pasar la noche en su casa, lo que sorprendió y alegró a Zaqueo.

Los fariseos, al conocer la noticia, criticaron a Jesús por estar alojado en la casa de un publicano. Pero Jesús respondió diciendo: “Hoy ha venido la salvación a esta casa, porque éste también es hijo de Abraham”.

La lección de la parábola del fariseo y el publicano

En el Evangelio de Lucas, se narra una parábola que involucra a un fariseo y a un publicano que rezan en el templo al mismo tiempo. El fariseo agradece a Dios por no ser “como los otros hombres, ladrones, injustos y adúlteros”, mientras que el publicano se golpea el pecho y pide perdón por ser pecador.

Al final de la parábola, Jesús dice: “Os digo que éste, el publicano, bajó a su casa justificado, y no aquel; porque todo el que se ensalza será humillado; y el que se humilla será ensalzado” (Lucas 18:14) La parábola nos enseña que la humildad y la honestidad son virtudes importantes a la hora de buscar el perdón y la salvación.

Teniendo en cuenta lo anterior, “publicano” es un término bíblico que se utiliza para describir a los recaudadores de impuestos en la antigua Roma. En la Biblia, se relaciona con la inmoralidad y la codicia, pero Dios no juzga a las personas por su estatus social. La historia de Zaqueo nos enseña que cualquier persona puede encontrar la salvación si tiene la voluntad de cambiar, y la parábola del fariseo y el publicano nos enseña que la humildad y la honestidad son virtudes importantes para alcanzar el perdón de Dios.

¿Que era un publicano en la antigüedad?

La Antigua Roma es conocida por su grandiosidad y su durabilidad en la historia. Considerado como una de las civilizaciones más importantes del mundo, los romanos lograron construir un imperio sólido y expandirse por gran parte del mundo conocido. Sin embargo, incluso una potencia como la Roma antigua se encontró con problemas en su administración. Uno de ellos fue el manejo de las provincias. Fue entonces que nació la figura del publicano. Pero, ¿quién era un publicano en la Antigüedad?

En un principio, Roma no contaba con la burocracia necesaria para gestionar sus territorios, por lo que la figura de los publicanos comenzó a surgir. Los publicanos eran empleados estatales que se convirtieron en un lobby poderoso sin control. Fueron creados para recaudar impuestos y administrar provincias. Su trabajo se extendía desde las ciudades y los campos hasta los puertos marítimos. De esta forma, los publicanos comenzaron a acumular poder y riqueza.

Los publicanos se convirtieron en administradores del estado y encontraron la mejor manera para sacar partido a sus inversiones. Las sociedades de publicanos tendían a subir los impuestos y declarar solo parte de sus ingresos, añadiendo la diferencia a su fortuna. Las sociedades se crearon como un grupo de inversores que creció hasta convertirse en auténticas empresas. De este modo, los publicanos controlaban la agricultura, la minería y la producción industrial de gran parte del imperio.

Las sociedades actuaban también como banqueros estatales, adelantando fondos que los gobernadores y el Senado necesitaban. Cada vez que Roma necesitaba alguna tarea que escapaba a sus posibilidades, recurría a los publicanos. La relación simbiótica entre los publicanos y el estado se fortaleció con el tiempo, pero fue a costa de la explotación de los ciudadanos. Las sociedades de publicanos contribuyeron al declive del imperio, junto con los funcionarios corruptos que eran comunes entre ellos.

Fue durante la Segunda Guerra Púnica cuando los publicanos se volvieron indispensables para el suministro de alimentos y material militar. A partir de ese momento, los publicanos comenzaron a expandir sus negocios. Sus actividades se centraron en la financiación de proyectos públicos que el estado no podía pagar. Como recompensa, los publicanos recibían concesiones fiscales y territoriales. De este modo, los publicanos lograron expandirse a lo largo de todo el imperio hacia la época de Augusto.

Muchos de los publicanos se volvieron extremadamente ricos. Esta riqueza les permitió comprar propiedades, hacer préstamos y ofrecer servicios financieros que más tarde serían adoptados en toda Europa. Los publicanos no solo eran ricos, sino también poderosos. Como una de las principales fuentes de ingresos del estado, eran dueños de vastas áreas de tierras cultivables y controlaban el comercio marítimo. En ese momento, los publicanos se habían convertido en una fuerza económica importante y suficientemente poderosa como para influir en la política del imperio.

La casa del publicano más rico se encontraba en Pompeya. Su nombre era Aulus Umbricius Scaurus y tenía negocios en gran parte del Mediterráneo. Él no solo financió la reconstrucción de Pompeya después del terremoto que la devastó en 62 d.C., sino que también fue el mecenas de muchos proyectos de arte y arquitectura en la ciudad y en otras partes del imperio.

Los publicanos eran conocidos por su corrupción y se destacaban por ser tanto unos grandes cateadores como unos grandes gastadores. La oligarquía de los publicanos era importante en el gobierno romano y, junto con los caballeros, formaba una elite que controlaba la vida política y social del imperio. La mayoría fueron objeto de sospechas de corrupción y abuso de poder.

A pesar de todas estas áreas de influencia, los publicanos no estaban libres de riesgos. Con el tiempo, sus negocios se volvieron más complejos y arriesgados. Hubo casos de bancarrotas masivas, malgasto y juegos de azar que terminaron dejando a muchos publicanos en la ruina. La corrupción se volvió tan abrumadora que se produjo una gran cantidad de leyes orientadas a frenar sus abusos y evitar su interferencia en los asuntos del estado.

En vista de lo anterior, un publicano en la Antigüedad era un empleado estatal que tenía a su cargo el cobro de impuestos y la administración de las provincias. Sin embargo, con el tiempo, los publicanos se convirtieron en una importante fuente de poder económico y político en el imperio romano. Controlaban vastas áreas de la economía, desde la agricultura hasta la minería y la producción industrial. Su poder se extendía por todo el imperio. Sin embargo, su corrupción y abusos contribuyeron al declive del imperio, así como a su propia caída. Por todo ello, la figura del publicano es sinónimo de poder, riqueza y corrupción en la Antigua Roma.

Preguntas frecuentes acerca de la palabra ‘publicano’ según la Biblia

Q: ¿Qué significa la palabra ‘publicano’ en la Biblia?
A: En la Biblia, la palabra ‘publicano’ se refiere a los recaudadores de impuestos que trabajaban para el gobierno romano.

Q: ¿Cómo se menciona la palabra ‘publicano’ en la Biblia?
A: La palabra ‘publicano’ aparece en varios pasajes del Nuevo Testamento, en los cuales se hace referencia a los cobradores de impuestos que eran despreciados por el pueblo judío.

Q: ¿Por qué los publicanos eran despreciados en la Biblia?
A: Los publicanos eran vistos como traidores y explotadores del pueblo judío, ya que trabajaban para el gobierno romano y cobraban impuestos excesivos, enriqueciéndose a expensas de sus compatriotas.

Q: ¿Qué significado espiritual se le atribuye a la palabra ‘publicano’ en la Biblia?
A: En la Biblia, la figura del publicano también es utilizada para representar a aquellos que han pecado y se han alejado de Dios, aunque también se destaca que estos individuos pueden arrepentirse y volver a la senda correcta.

Q: ¿Qué enseñanza se puede extraer de la palabra ‘publicano’ en la Biblia?
A: La figura del publicano nos muestra la importancia del arrepentimiento y la humildad en nuestra relación con Dios, así como la necesidad de no juzgar a los demás por sus faltas o errores pasados.

Francisco Gómez
Soy teólogo y sacerdote católico con más de 20 años de experiencia estudiando la Biblia. Comparto reflexiones y enseñanzas basadas en las Sagradas Escrituras para enriquecer la vida espiritual de mis lectores.